El universo de Marvel en el cine ha logrado de manera exitosa expandirse en el formato de serie de televisión, con un presupuesto que nos ha entregado escenas llenas de calidad, como también momentos fantásticos donde todo se vuelve una experiencia. A pesar de las aclamadas críticas, y las expectativas que fanáticos/as han creado, con Wandavision y Falcon and the Winter Soldier se sintió que algo de hype faltó. Personajes secundarios que cumplían, tramas interesantes, pero al fin y al cabo algo más de lo visto antes, faltaba algo con un potencial más grande.
Cuando se anunció que el villano más querido del UCM, Loki, tendría su propia historia en una temporada de 6 capítulos, esto después del accidentado viaje en el tiempo que los Vengadores tuvieron hacia el 2012, donde el personaje logró escaparse con el teseracto hacía otro universo, pues ahí se sentaron las bases para lo que la mayoría de los/as seguidores/as de Marvel esperaban desde hace mucho tiempo: la confirmación de los multiversos.
El personaje que ha sido interpretado fielmente por Tom Hiddleston durante estos años, por fin tiene su espacio para explorarse a si mismo, para ahondar que ha hecho bien o mal, saber cuál es su propósito y que lo hace especial. Esto, hasta que todo lo planteado cambia radicalmente con la implementación de la ATV (Autoridad de Variación Temporal), los guardianes del tiempo quienes controlan y van fiscalizando que líneas temporales van siendo cambiadas, para así mantener el orden de los hechos. Desde su primera aparición, esta serie ya se convierte en una muy única y original en comparación a sus antecesoras, y todos los hechos ocurridos en entregas anteriores se pondrán en cuestionamiento bajo esta lógica.
Acá se plantea la existencia de los/as variantes, esto oficializando que hay versiones distintas de cada persona en diferentes universos, y de lo que se encarga esta entidad es de evitar que estas se desvíen de su objetivo principal. Así para mantener la línea de tiempo en armonía, pero con un oscuro secreto detrás que nos mantiene atentos como espectadores hasta el final de la serie.
Desde los personajes, hasta sus tramas, los nuevos actores que vienen a entregarnos una historia en lo que nada parece lo que es, todo en esta producción funciona de manera perfecta para su propósito. La entrada de Sylvie, la variante mujer de Loki, es de los aciertos más atractivos y efectivos hasta la fecha, la interpretación de Sophia Di Martino es genuina y entrañable. Y si hablamos de las duplas que han surgido en estas series, Owen Wilson como Mobius sorprende, usando su simpatía y encanto, esta vez para un rol que es importante dentro de lo que Loki quiere finalmente, saber que hay detrás de este cuento que él sabe es falso de alguna manera.
Uno de los ejes mejor ejecutados, con un sonido totalmente sincero y embellecido con su entorno de ciencia ficción, es la banda sonora creada por Natalie Holt, una de las piezas que hacen que los capítulos tengan un propósito y alma con el cual cada escena se vuelve icónica. Eso sumado a las ambientaciones de los universos y efectos de sonido que logran envolver al espectador en este caos y desorden temporal con el cual el entorno se adapta.
Con más preguntas que respuestas, pero con una solidez en su constancia narrativa y el carisma de sus personajes, Loki te agarra desde el primer momento, te engatusa con sus complejos, el juego de la mentira que ahora está puesto en jaque, y la química del casting nos entregan uno de los productos mejores hechos de esta franquicia hasta la fecha.
Solidez, sin la acción a tope, pero con diálogos y momentos misteriosos que logran encantar a cualquiera, esta serie se gana el puesto de ser memorable y con un propósito que desencadenará los problemas de lo que esta fase 4 significará para el UCM en el futuro que les aguarda. Uno turbulento, incomprendido y totalmente alto en la impredecibilidad.
Por Pablo Rebolledo Bañados