13 de noviembre en el Teatro Caupolicán
Hay cierto tipo de shows que hacen inevitablemente que la pluma caiga en lugares comunes, en clichés. “No hay deuda que no se pague” cae como anillo al dedo al debut (tras casi dos décadas de carrera. 7 discos en estudio y 4 en vivo), de Alter Bridge. Un cuarteto que demuestra con creces que hace rato hubo recambio en el rock y que su propuesta tiene más vigencia que nunca.
Tras la publicación en octubre de 2022 de su más reciente álbum “Pawns & Kings” que ya se rumoreaba que la banda buscaría visitar lugares “pendientes” y que su paso por Latinoamérica era un secreto a voces. Ya desde que la productora Fanlab lo anunciaba, la locura se desataba entre su miles de seguidores y lo esperado: el Teatro Caupolicán absolutamente repleto. Por fin juntos: Myles Kennedy, Mark Tremonti, Brian Marshall y Scott Phillips sobre tablas locales.
Reconozco no haber llegado a la banda soporte, los chilenos A New Dawn (a quienes pude ver en el festival Milenia y junto a Candlebox en Club Amanda). Había ansiedad en las caras de muchos, histeria en algunos y alegría en todo el público. La espera se concretaba y con “Silver Tongue” y “Addicted To Pain” se desataba la locura. Muy buen sonido, un telón con el logo de fondo y cuatro músicos imparables que hacían el cuadro perfecto.
Es que fueron 19 años de espera para gozar de la propuesta de una banda que para mí en lo personal es “gusto adquirido”. Los conocí tarde y no había enganchado del todo con ellos. Fue un review de la revista británica Classic Rock en 2013 (del disco “Fortress”) que me dijo “ojo, aquí, vaya por ellos”. Y por eso es que esa demencia desatada, ese fanatismo extremo del lunes pasado en el teatro Caupolicán se entiende y se aplaude. La misma banda (y eso viene siendo común en las recientes visitas) quedaba impactada con la reacción chilena. El recinto de calle San Diego a tope y con gente agradecida, es incomparable.
Fueron 5 canciones de su álbum “Blackbird”, 5 del “Only Day Remains”, 3 canciones de los discos “AB III” y “Pawns & kings” y solo 2 de “Fortress”. Así se repartieron las 18 canciones que tuvieron a Tremonti, en algún momento, cantando en “Burn It Down” y a Kennedy acústico y solo en “Wonderful Life” y “Watch Over You”. Su show, que contó con dos “encores”, fue el cierre de una trilogía por Sudamérica: miércoles 9 en Espacio Unimed de Sao Paulo, viernes 10 en el Luna Park de Buenos Aires y broche de oro glorioso en Santiago, con un teatro en llamas.
Sabemos que Myles Kennedy vuelve en febrero junto a Slash y su relación con Chile será cada vez más estrecha. Con Alter Bridge fue distinto. Fue tener en frente a una voz extraordinaria. De esos con el tono perfecto y una fonética como nadie (siempre he recordado a Geoff Tate y algo de Bruce Dickinson en esa forma de modular). Algunos lo conocieron con The Mayfield Four, otros recuerdan su cameo en la película Rockstar y muchos junto a Slash y sus Conspirators. Hoy Kennedy, es un capítulo en si en el rock moderno. Ese rock que acabamos de ver en vivo y que es complejo de etiquetar. Es rock que tiene tintes de progresivo, de hard rock, de virtuosismo (Mark Tremonti se lució), de post grunge. Ese rock que es mejor que no lleve apellido.
Con clichés más, clichés menos; la deuda de saldó. Y fuimos muchos los testigos de un debut a lo grande.
Texto: Fernando Mujica M.
Fotos: Miguel Fuentes (FanLab)


