Incubus
Lun 22 mayo, 2017 - Diego Montanari
Incubus, una de las bandas que ha pasado por más cambios tal vez, con el funk experimental pesado de “Fungus Amongus” (1995) y S.C.I.E.N.C.E. (1997) que les trajo una base de fanáticos grande hasta los discos “Make Yourself” (1999) y “Morning View” (2001), en donde su fama se catapultó a un público mundial. Piezas diferentes y destacables dentro de su carrera musical, pero que si vemos objetivamente, no han sido superadas. Los trabajos sacados después no son sinónimos de mala calidad (para nada), pero se entiende la manifestación clara de alejarse del género que los transformo en conocidos, y esto para crecer como músicos. Hoy tenemos su último álbum llamado “8”, en donde la conformidad y la fluidez son componentes predominantes, en donde algunos tintes pesados crean nostalgia, pero no terminan siendo la totalidad del disco.
Los dos primeros tracks funcionan muy bien como un enganche, con “No Fun” teniendo un protagonismo con las guitarras, y un coro pegadizo, Brandon Boyd cantando afinado y con más altos. La canción llega a un quiebre psicodélico al cual estamos acostumbrados, y todo junto acumulándose al final. “Nimble Bastard” había sido el single para la promoción del disco, y como sencillo funciona muy bien, ocasiona esa curiosidad de querer escuchar lo que completaría el álbum. Debe ser una de las canciones destacables del disco. La velocidad se sentía, hasta que se llega a “State Of The Art” el cual captura la esencia más ambiental y digerible del grupo, con versos hechos para los conciertos: palabras listas para que cante el público. “Glitterbomb” como finalidad no cambia en respecto al tema anterior, las mismas intenciones. “Undefeated”, “Loneliest”, “Familiar Faces” tienden a ser predecibles con algunos recursos, y creo que se llega a mostrar algo más llamativo con la canción “Love In a Time Of Surveillance” y “Make No Sound In The Digital Forest” siendo el único track instrumental de “8”.
Incubus en sus discos anteriores lograba captar la atención con algo nuevo y bien logrado, y es difícil afirmar que acá quisieron hacer algo diferente, porque claramente acá más de alguna idea había sido escuchado antes, en diferentes maneras. En sí, es un disco plano, que empieza con dos temas llenos de energía y vida, pero que después termina de introducir un poco de lo mismo. Se valora siempre el trabajo que hay detrás de la creación de un álbum, y todo el esfuerzo que conlleva componer, pero al menos acá no me prendió mucho. OJO, no digo que sea mal disco, incluso llega a adquirir recursos utilizados en los primeros disco, pero había potencial que pudo haber sido aprovechado de mejor manera. Bien grabado pero plano.
Pablo Rebolledo Bañados
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