Otra película de Netflix
Jue 08 octubre, 2020 - Diego MontanariLa religión, una de las creencias que más ha sido cuestionada en lo largo de nuestra historia como humanidad. No es solamente el pensar que existe un ser superior que decide por nosotros y busca darnos las respuestas, sino también el cómo la sociedad- y personas de esta- deciden tomar un camino aferrado a la fe. Pero ¿Qué es la verdad? Para la mayoría de las religiones en general, es pensar que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y que algunos son los elegidos para ejecutar esta misión. Pero ¿por qué Dios los eligió a ellos?
La primera película de Netflix de Antonio Campos es llamativa y cruda, y los temas escépticos de nuestras normas no aparecen por primera vez en su trabajo filmográfico. Recordemos que él filmó muchos capítulos de la serie de Marvel, “The Punisher”, una que, en su origen, es un cuestionamiento a la patria y el cómo los soldados son tratados post guerra, sin recibir el trato debido y son olvidados. Para esta historia, pues algo de los genes de Marvel se quedó en su visión, no por las escenas (claramente no), sino por escoger a actores como Tom Holland (actual Spiderman en el MCU) y Sebastian Stan para papeles densos, como igualmente algunos interpretes con gran renombre ahora, como Robert Pattinson y Riley Keough.
Esta historia va de la mano con hechos entrelazados, mentiras vestidas de inocencia bajo los reglamentos de un libro sagrado, y de cómo hay gente que usa la religión como su vía de destrucción, justificando sus actitudes.
La premisa remonta a los EE.UU post guerra de Vietnam, una clara muestra de desesperanza con el siempre vapuleado “Sueño Americano”, con el cual con esta maniobra militar y total desapego de las demandas sociales de la juventud de ese tiempo, empezó el declive y desconfianza del gobierno. William (Bill Skargard) llega traumado con la muerte de uno de sus compañeros, quien, despellejado y crucificado, él tuvo que darle su último aliento de vida, antes de su muerte. Es ahí que la religión y el rezar a diario para quitar esta memoria lo convierte en un obsesionado al respecto. Es ahí que todas las acciones y tragedias comienzan a afectar esta historia. Siendo Arvin (Tom Holland), su hijo, el principal afectado a futuro con estos demonios.
El casting tiene highlights importantes en esta película. Tom Holland como un hijo “rebelado” de la iglesia y sus creencias, sobreprotector y desconfiado de las personas desgraciadas que llenan este mundo, logra una actuación digna de tomar en cuenta. De los pocos papeles protagónicos que ha tenido, la intensidad de dialogo y crudeza de su interpretación es un punto alto en esta cinta. Tal vez en unos años más veremos este como el inicio de su carrera dramática, en escenas que te dejan helado. Robert Pattinson como uno de los reverendos ebrios de fe, logra hacer mucho con tan poco, con insinuaciones, un acento sureño que se le percibe natural en la actuación, y también demostrando su calidad versátil. Pero dentro de estos dos populares actores, hay escenas tan específicas que logran quedarse en la cabeza de uno para seguir espantando o maravillando por sus simbolismos. Sin ahondar en los demás papeles, es mejor dejar aquellos para el asombro.
¿Muchas cosas positivas por ahora? Si ahondamos en algunos detalles regulares de la peli, se nota mucho este intento de nuevo cineasta al tratar de juguetear con sus influencias. Es casi imposible hacer una trama de thriller o con tintes criminales sin poner algo al estilo Scorsese. O narración continua, con historias cruzadas a lo Tarantino. Dentro de estas piscas pequeñas de admiración, hay un hueco ahí al medio que dice, Antonio como director igual está tratando de crear algo suyo. Para ser una película larga duración (2 horas con 18 minutos) es un gran acierto de Netflix darle su espacio en la plataforma.
No deja de ser una película con un poder muy importante al cuestionar quienes son las personas que predican, y las que claramente practican estas movidas para solo satisfacer su ego o hasta sus deseos más perversos. Además, contamos con una dirección de fotografía que logra hacer contrastes entre la lucidez, la realidad y claramente el borde entre la locura y el desgaste humano.
“El Diablo a Todas Horas” es una muestra de los contextos, nuestras vivencias y claramente las necesidades de nuestros problemas internos terminando la búsqueda, basado en absolutismos donde no los hay. Es también la inocencia cuando estamos más podridos o perdidos en nuestras vidas, que es lo que le puede devolver el sentido a esto, y cuanto estamos dispuestos a soportar para recibir esta bendición que es el perdón. Funcionando de muchas maneras, como un thriller, como una película de terror a ratos, también como algo cómico, pero sabiendo que en el fondo, estos sermones o escritos sagrados que nos piden ser buenos con el prójimo, son lo más cercano a la corrupción y derrumbe de nuestras percepciones. Y es que parece que en estas circunstancias, pensamos más en el Diablo que Dios mismo.
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