Humboldt + Francisco Salas en Bar El Clan: “La hermandad viñamarina invade la capital”

    Una noche movida en la calle Bellavista de Santiago, en donde la pasión […]

Lun 03 julio, 2017 - Diego Montanari
Etiquetas: Humboldt Pablo Rebolledo Bañados

 

 

Una noche movida en la calle Bellavista de Santiago, en donde la pasión y la incertidumbre se sentían frente las próximas elecciones primarias, y la ansiada final de la Copa Confederaciones se ganaba el título de ser el plato fuerte de la mayoría. Mientras todos estaban en su propia sintonía, en Bar El Clan se instalaban dos agrupaciones hermanas en pos de compartir una noche llena de música.

Humboldt con Francisco Salas unían lazos para tocar en el escenario del local, y sacar el potencial de cada una de sus propuestas, en un ambiente en el que todos fuimos parte de una jornada llena de calidad sonora mezclada de momentos amigables, como también humorísticos. La esencia psicodélica de la playa llegaba a pisar el escenario, en donde la fluidez de la guitarra con unos pocos pedales, los coros agudos del baterista, y la voz de Francisco al son de su guitarreo acústico entregaban canciones oníricas como terrenales. La calidez musical se sentía, y más en este tipo de ambiente en donde él tenía que ceder el escenario a sus ex compañeros de banda.

Humboldt con su disco insigne, “Gigantes”, llegó a demostrar todo su arsenal rockero con un setlist que ya es de conocimiento general, en donde cada tema es un himno que se puede disfrutar en coro, y cabecear hasta que el cuello este tendido en el piso. Uno podría pensar que estas presentaciones iban con algo muy estipulado, pero fue lo contrario, siendo que Francisco compartió uno de los temas de Humboldt, tomando su antiguo puesto en la batería, a lo que Christian Silva (vocalista de Humboldt) le pregunta de manera informal: “Te acordai del tema, o no?”. Innatamente Salas tomó dominio de las baquetas a lo que Leo (Batero) ayudó en los coros. Más allá de esa energía más que positiva, se destacó mucho el poder y calidad del sonido de cada instrumento, y de visuales que con la ayuda de la estructura del local, se pudieron aprovechar para complementar cada uno de los temas.

Fue una noche que si soy sincero, he vivido muchas veces, pero siendo así hay más de una razón por la que recomiendo ir a ver a estos dos grupos. Presentaciones solidas llenas de pasión, en donde el escenario es un templo, pero la interacción es lo más sencilla posible. Fue una noche muy entretenida.

 

Pablo Rebolledo Bañados

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