A cinco meses de la publicación de “Cerati, la biografía”, el autor y periodista argentino […]
Mié 20 enero, 2016 - Diego MontanariA cinco meses de la publicación de “Cerati, la biografía”, el autor y periodista argentino observa los frutos de un trabajo riguroso, intenso y, por sobre todo, muy enriquecedor. Más de cuatro años le tardó embarcarse en la vida del ex líder de “Soda Stereo” y, aunque el éxito fue inmediato, es una experiencia que no pretende repetir.
“Cerati, la biografía” se posicionó entre los libros más vendidos del 2015 en Chile, ¿cómo lo tomas?
-Feliz. Por un lado me sorprende pero, al mismo tiempo, estaba consciente de la dimensión artística del personaje, Gustavo Cerati en este caso, que fue una de las grandes estrellas o, tal vez, la máxima estrella del rock en Latinoamérica. Para mí es una linda sorpresa el éxito obtenido en Chile, en México ya pasó algo parecido y, en general, la biografía está en las librerías desde Miami hasta el sur de Argentina. Está en todos lados.
¿Imaginaste que sería un éxito?
-Entendía la dimensión que Cerati ocupa a todo nivel y, a la vez, cuando cayó en coma, se hizo mucho más patente lo que él inspiraba. De hecho, los cuatro años que él estuvo en coma fue un tema de agenda permanente y, en ese sentido, era un libro que podía impactar a muchos. Ahora, uno puede imaginar algo, pero cuando sucede siempre es distinto y más avasallante. Para mí, la verdad es que ha sido bastante satisfactorio. Sobre todo porque es un trabajo que yo me tomé muy seriamente y en el que me comprometí mucho con la historia, así que estoy feliz. Realmente, el 2015 será un año inolvidable en mi vida y para mi carrera.
Fue un largo proceso materializar esta biografía, ¿cómo viviste ese periodo?
-Le dediqué cuatro años y medio de trabajo, de motivación, de escritura, de obsesión… Y la verdad es que durante ese periodo viví con mi cabeza disociada, porque todo el tiempo estaba esta historia en mi cabeza. En las mañanas me despertaba para escribir, los fines de semana los pasaba escribiendo, en las vacaciones escribía, fue mucha dedicación. Pero yo sabía que esa era la única manera de hacerlo y que me tenía que compenetrar mucho emocionalmente también. Era la única forma de contar bien esta historia y ese fue el camino que elegí.
¿Sientes que lo diste todo en esas páginas o, tal vez, quedó algo pendiente por resolver?
-No. Me tomé todo el tiempo necesario para hacerlo bien. De hecho, a la editorial le hubiera encantado que yo hubiese entregado antes el material. Pero no, solamente lo entregué cuando sentí que estaba el trabajo completamente terminado. Así que, en ese sentido, estoy muy conforme y no me quedó nada pendiente. Todo lo que yo quería despejar, está plasmado en el libro y, particularmente, en la forma de contar la historia.
¿Cuál de todas las facetas de Cerati queda más fuertemente registrada en esta biografía?
-Un libro así requiere desplegar, dentro del relato, todos los planos que se conjugan simultáneamente: sus emociones, su evolución musical y el contexto artístico, político y social en el que todo eso sucedía. Durante la escritura, uno intenta llegar al punto de poder entender qué sentía el protagonista; si creía en Dios, qué cosas lo obsesionaban, cuáles eran sus miedos, sus pasiones, sus debilidades y cómo todo eso, de alguna forma, definió su vida. Creo que en el libro está retratado el chico que nace en una familia de clase media baja, de Barracas, durante el peronismo. La infancia en un colegio parroquial de Villa Ortúzar, leyendo historias de ovnis. El adolescente que escucha con fascinación a ‘Pescado Rabioso’ y al que un día su padre le regala una guitarra eléctrica. El joven que estudia Publicidad mientras ensaya con dos amigos arriba de un garaje, imitando a ‘The Police’. Está el rockero que sale al escenario con peinados espumosos y que, con sus canciones, desata una fiebre que pronto se extiende por el resto de Latinoamérica. Está el artista que en ‘Canción animal’ se pone a la altura de leyendas como Luis Alberto Spinetta y Charly García. Están el padre de familia, el hijo, el hermano, el amigo, el hombre guiado por sus deseos y obsesiones. El músico que vive la fantasía rockera de giras, fanáticas y juventud eterna. Están el accidente cerebrovascular en Venezuela, los años en coma, el nacimiento de la leyenda.
Y entre todas esas aristas en las que pudiste indagar, ¿cuál resultó ser la más atractiva para ti?
-A mí me atrajo su perfeccionismo. Parte de su talento era el enorme superyó que lo empujaba; una mezcla poderosa de pasión, obsesión y talento que lo llevaba muy lejos. Una vez, uno de los técnicos que trabajaban con él en el Unísono me dijo: “Era un profesional salvaje, en el estudio no tenía amarras”. Me pareció una definición muy ajustada.
Has declarado en otras entrevistas que no eras fan de Cerati, ¿eso crees que te jugó a favor?
-Es verdad, yo no era muy fanático, aunque sí me gustaba y me interesaba mucho artísticamente. Y, si bien durante esos cuatro años y medio indagué intensamente en su vida, me compenetré mucho con su persona y sus discos los escuché obsesivamente durante todo ese tiempo, lo cierto es no tuve una aproximación como fan. Yo no tengo esa relación con las cosas. No tengo una relación de fanático, realmente.
¿Con nadie?
-No. Yo no soy fanático de nada, aunque prácticamente ahora lo soy. Te imaginarás que después de cuatro años y medio de dedicarle tanta atención a algo, te terminas conociendo todo el repertorio. Por ahí, hay algo en el fanatismo que implica santificar a alguien pero, al menos, esa no es mi forma de relacionarme con las cosas. Lo que a mí me pasa es que yo lo veo con distancia y, aunque sí me parece único y excepcional, no intento santificar la figura de Cerati. Nunca esa fue mi intención.
¿Terminaste saturado?
-Sí. Cuando entregué el libro, estaba completamente saturado y no quería saber más nada con el tema. Ya no lo soportaba más, porque
fueron muchos años de obsesión. Pero eso pasó una vez que se publicó y ya me pude ir de vacaciones.
¿Planeas escribir otra biografía?
-No. Es un trabajo que por ahora no me veo llevando adelante, porque la verdad es que pide mucho del biógrafo, es muy demandante, es muy intenso y, por otro lado, ya lo hice una vez, entonces me gustaría probar cosas nuevas.
¿Cómo cuáles?
-Ahora estoy escribiendo ficción y pienso poder seguir por ese camino.
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