Stranger Things, 3era temporada: “Los componentes nostálgicos para un blockbuster perfecto”

Los hermanos Duffer nuevamente nos muestran las aventuras de ciencia-ficción ochentera de Eleven y sus amigos, ahora en un paso maratónico de la exitosa serie de Netflix.

Mar 23 julio, 2019 - Diego Montanari
Etiquetas: Netflix Pablo Rebolledo Pablo Rebolledo Bañados Stranger Things

 

 

 

Si te encantaste con la fidelidad ochentera de la primera temporada y sus miles de guiños clásicos a películas de culto de los 80, o quedaste sorprendido y anonadado con los efectos visuales y grandes desplantes actorales en la segunda. Pues ahora obtendrás un pack extenso de acción de las películas de espías más vieja escuela de la década, con una exposición gore-que, aunque no sea de bajo presupuesto como en sus años- logra representar la misma insanidad gráfica de sus influencias.

Exacto, la tercera temporada de una de las series originales más exitosas de la plataforma de Netflix, Stranger Things, volvió con todo en una fecha que siempre es simbólica en los EE.UU, la cual es el verano, donde se celebra el natalicio de su país, como también las distintas productoras buscan estrenar sus obras más lucrativas y hollywoodenses en una etapa en donde toda la familia busca ir al cine para pasar el rato en vacaciones. Y es acá en donde la inclusión del mall llamado “Starcourt” crea la excusa menos sigilosa de exponer a todas las marcas más grandes del capitalismo, y de manera muy directa. Verás cajas de whooper y miles de alimentos de Burger King, alusiones al cambio de imagen fallido de Coca-Cola cuando Pepsi se volvía más popular que su competencia, y miles de tiendas de 7 Eleven representativas de una juventud ochentera que creció con todo estos hitos neo-liberales de la industria de productos. La verdad, eso llega un poco molesto, porque no pasan desapercibidas, pero al ser directamente una serie que, en su originalidad, busca mostrar una juventud ligada al consumismo, se siente como un hilo que a propósito se pone, como una sátira eterna de lo que concientemente esta producción es: una imitación muy bien hecha.

 

Vamos de lleno con la trama, ahora los chicos han crecido y pasan por la etapa más incomprendida y maquillada que el cine norteamericano ha sabido gastar con cada generación que pasa: la siempre compleja adolescencia. Eleven ya lleva unos meses siendo mucho más segura de sí misma y siendo la pareja de Mike, mientras la pelirroja badass de Max encontró algo en común con Lucas, en comparación a los siempre entrañables compañeros de Will y Dustin, los cuales disfrutan de sus gustos geeks. Pasa que después de los hechos ocurridos de la segunda temporada, no todo estaba resuelto en totalidad, y parece ser que nuevamente ellos tendrán que ser los protagonistas de esta nueva batalla contra el mal. Entrar en detalle sería spoiler, pero cabe destacar que las situaciones, las actitudes pseudo intelectuales de sus “nuevas” personalidades, y la madurez de otros involucrados hacen que la serie nunca pierda química, y mucho menos conexión.

Cuando de películas con explosiones se refería, pues es que acá las influencias son clarísimas y son las mismas que permiten que la historia de esta temporada sea contada de una manera maratónica, con muchos disparos, persecuciones y puestas en escena con el detalle sello de cada una de sus vertientes ochenteras. The Terminator (1984) se respira en la mitad de esta tercera parte, como también es super sencillo recordar las eternas maniobras de super espía que James Bond utilizaba para contrarrestar a los malignos rusos comunistas, que en esta serie se hacen presentes como antagonistas. Es el mismo chiste, ridiculizado pero hecho de la manera más fiel posible a la filmografía de esos años, la cual vivía de la Guerra Fría para contar historias de ficción fantásticas. Del lado del terror, el suspenso pasa a un segundo plano, y desde el primer episodio se puede entender que ahora no se busca asustar al espectador, sino que hacerlo sentir asco al ver escenas grotescas y llenas de crudeza, esas mismas que recuerdan al putrefacto alien que muta en The Thing (1982) como igualmente-para los fanáticos de la literatura- los diseños de los monstruos recordarán mucho a obras de Lovecraft, por lo horribles que son.

El soundtrack, eje esencial y el que siempre capta la atención de los más exigentes, se vuelve una mitad del pop adolescente más recurrente de la época, con Madonna y Wham!, como también rolas más rockeras como Motley Crue o The Who hacen el corte. La presencia musical no solamente va en lo que se oye, sino en lo que se percibe en la escenografía de los capítulos, en donde puedes apreciar poleras de bandas de hardcore como la de los esenciales de Dead Kennedys, posters de Metallica, e incluso un cartel de los primeros años de carrera de R.E.M. En fin, ñoñerías que un melómano (como yo y muchos que están leyendo esto) se darán cuenta con gran felicidad.

 

 

Antes de cerrar con estos ejes, destacar las notables referencias a obras de Spieldberg y Carpenter, es tarea de cada uno el descifrar de que películas están siendo representadas cada una. Si se cuenta, quita la emoción, y tampoco es la idea. Pero siendo más crítico ahora, se nota que hay descontinuaciones-o poca cohesión- en ciertas partes de la trama, con actitudes o acciones que -más o menos- si son importantes aclarar. No es que le pida una ficción ser más realista, pero la consistencia va en que, como un suceso, tiene que seguir siendo hilado con las situaciones. En ese sentido, muchos de los personajes pierden razón de sus opciones de supervivencia. Y claramente, en comparación a sus otras temporadas, se da un relajo de esos que un gran presupuesto puede entregar, y se nota mucho al parecer. Mientras en las 2 últimas temporadas había complejidad técnica de planos, tomas apreciativas y una creatividad de enfoques, pues acá se notó que-al ser una muestra de acción- estos detalles son convenientes en el mood.

 

La serie ha crecido con muchos, al igual que sus participantes, pero de todos modos se deja de lado la animosidad emocional, por escenas más banales y entretenidas, pero que van siendo equilibradas para el desarrollo de toda la temporada. Si bien hay escenas llenas de sangre, otras más violentas, y unas seguidas de escapadas más adultas, pues no deja de mantenerte al filo de lo que la historia del pueblo de Hawkins ha siempre tenido: consecuencias irreversibles y mortales. A muchos no les gustara en totalidad por su estilo distintivo de algo más edgy, pero eso también permite entender qué tipo de público buscó este nuevo viaje. Si era en verano esto, pues tenía que ser todo a lo grande, y con los componentes nostálgicos perfectos, pues este termina siendo el blockbuster que todos esperan. Con sus fallas y sus enormes explosivos.

 

 

Por Pablo Rebolledo Bañados

 

 

 

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