Tick, Tick, Boom: “No eres el único John”

Netflix

Lun 31 enero, 2022 - Diego Montanari
Etiquetas: Andrew Garfield Lin‑Manuel Miranda Netflix Pablo Rebolledo Bañados Tick Tick Boom

En el fondo de nuestros corazones y pensamientos siempre hemos querido que el momento de nuestras metas lleguen exactamente dónde queremos. Nos dicen que no nos agobiemos con nuestros eternos sueños, pero es imposible no ceder cuando algo enciende el apasionado sentir de soltar los sentimientos mientras imaginamos el momento, el lugar, el escenario y el camino a seguir.

Ahí en la esquina está el camino fácil, ese donde fácilmente puedes acomodarte y donde todes han elegido encajar para poder vivir sin problemas. Pero esa idea tan mínima y reduccionista no cabe en la mente de les soñadores/as que escarban en lo más profundo para desnudar su alma ante la adversidad de perseguir un anhelo y hacerlo realidad.

En el fondo, John Larson- personaje real interpretado a flor de piel por Andrew Garfield- supo que la vida se le escapó de sus propias convicciones e ideas. Las críticas, la exigencia absurda de una industria perdida de su foco de inspiración y el desgaste de la vida cotidiana que la mayoría de les artistes tiene que atravesar para callar bocas y prejuicios enormes de un público que nunca entiende- y tal vez nunca entenderá- que es crear algo y regalarlo al mundo.

Y es que esas eternas jornadas de trabajo extra en un bar del lugar más bohemio del sector por un salario diminuto para poder pagar las cuentas del arriendo se vuelven una terrible pesadilla de algo que se asoma. La soledad de una enfermedad venidera que se arrastra a tus espaldas para atacarte mientras menos lo esperas, y el desgaste de mantener el corazón con la mente en armonía, cosa que es imposible cuando las barreras son hostiles e insensibles con el entorno de une.

Hay algo de poético y romantizado de la mano obrera del artiste que simplemente nunca deja de sacar un suspiro o una lagrima expulsada del cansancio y del rutinario tiempo de la juventud que cada vez se vuelve más tembloroso y feo. Puede ser esa alarma de las 7 de la mañana del trabajo o carrera que nunca quisiste debido a la apresurada exigencia social o familiar que crea tal insomnio sediento de frustraciones acumuladas. La falta de responsabilidad afectiva de tu ambiente que no ayuda en nada y te escupe directamente en tu frente sin pensarlo, porque, claro, eres un/a/e gran guerrero/a/e 

La película biográfica y musicalizada de Larson nos entrega una perspectiva creativa y densa en muchos sentidos, donde los versos y bailes reemplazan ese temor enorme que es el vivir del arte, esto toma más peso cuando desde esta parte del mundo (Chile) la situación es tenebrosamente similar. En el fondo, todas las situaciones planteadas dejan un rastro realista de lo que la sociedad y las mismas personas involucradas en el arte perciben como “best seller” o “vendible”, lo cual termina matando muchas oportunidades.

¿Cuántas batallas o caídas puede soportar una mente brillante a punto del colapso? Esa sensación la puedes empatizar, pero vivirla directamente con todas las trabas que existen para surgir del arte o las humanidades la convierte en una carrera que no cese nunca. En cambio, la paciencia se vuelve la última opción ante tanto espanto y desastre que rodea al mundo, lo fue esta pandemia que aún sigue convirtiéndose y mostrando su versatilidad tal cual como Robert DeNiro en su carrera actoral. 

Ahora se puede comprender un poco la molestia de Andrew Garfield al querer dejar de segundo plano su especial aparición en Spiderman No Way Home volviendo a su icónico rol como Peter Parker. Esta obra es lo más personal que ha hecho en su carrera, y que antes del revuelo que tiene actualmente estuviese eclipsada por algo taquillero y comercial explica su frustración previa al estreno que esta tuvo (se ganó el Globo de Oro hace unos días atrás por Mejor Actor en Comedia o Musical)

La obra que escribe John en la cinta Tick Tick Boom habla de cómo en el futuro la inmediatez y lo superficial serán el pan de cada día en nuestras vidas, esto pensado desde la mentalidad visionaria de alguien que en los 90s tenía veinte y tantos a punto de llegar a los 30. Sencillamente, John no es el único, y que su historia de vida cese ante el azar de la vida le dice al mundo que las acciones hablan más que otra cosa, independiente de las emociones que estén en la mesa.

Por Pablo Rebolledo Bañados

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